Homicidio del normalista no fue por causas sociales, sino por conflicto delictivo: Bedolla

Morelia, Michoacán, 21 de abril de 2025.– El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, aseguró que el asesinato del joven normalista Carlos Eduardo Matías Castro, de 21 años, no está relacionado con causas sociales, políticas o de lucha estudiantil, sino con una situación de carácter estrictamente delictivo.

Durante una rueda de prensa realizada en Casa Michoacán, el mandatario indicó que la Fiscalía General del Estado (FGE) tiene líneas de investigación muy claras sobre el caso y que, aunque no puede revelar detalles para no entorpecer el proceso, ya se han girado órdenes de aprehensión y cateo.

Bedolla subrayó que uno de estos cateos no pudo concretarse dentro de las instalaciones de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, en Tiripetío, debido a la resistencia por parte del estudiantado. “Es fundamental que se permita actuar a la autoridad. Este caso debe esclarecerse en su totalidad y no puede entorpecerse con acciones que obstaculicen la justicia”, expresó.

El gobernador enfatizó que todo indica que el crimen fue resultado de un conflicto entre particulares: “No se trata de una causa colectiva ni de una expresión política o social del movimiento normalista, sino de un hecho lamentable con motivaciones privadas y de carácter delictivo”.

El gobierno del estado ha mantenido contacto con la familia del joven, originaria de Pichátaro, y brindó apoyo para los gastos funerarios. Ramírez Bedolla expresó su confianza en que el caso se resuelva en breve y los responsables, tanto materiales como intelectuales, sean llevados ante la justicia.

Detalles del caso

Carlos Eduardo fue reportado como desaparecido el pasado 13 de abril en Tiripetío. Su cuerpo fue localizado el 18 de abril en un predio del municipio de Lagunillas, a unos 100 metros de la carretera Morelia–Pátzcuaro. El hallazgo reveló signos evidentes de violencia: estaba maniatado, con la cabeza cubierta y presentaba impactos de arma de fuego. Su estado de descomposición era avanzado.

Vestía prendas con insignias de la Escuela Normal y fue identificado inicialmente por sus características físicas y su ropa. La identidad fue confirmada posteriormente por las autoridades, quienes realizaron las diligencias correspondientes en el lugar.

Opinión final: esclarecer sin estigmatizar

La muerte de un joven estudiante siempre será un hecho profundamente doloroso, especialmente cuando se da en el contexto de una comunidad con una larga historia de lucha y organización como la Normal de Tiripetío. Si bien las autoridades han señalado que se trata de un crimen delictivo entre particulares, es crucial que las investigaciones continúen con total transparencia y sin caer en estigmatizaciones generalizadas hacia la institución o sus estudiantes.

La justicia debe prevalecer, no solo para castigar a los responsables, sino para restaurar la confianza de la sociedad y de la comunidad normalista en que la violencia no será la respuesta ni quedará impune.

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