SEP lanza “La escuela te extraña” como estrategia para frenar la deserción en bachillerato; maestros advierten riesgos

Ciudad de México, 15 de octubre de 2025 — La Secretaría de Educación Pública (SEP), dirigida por Mario Delgado Carrillo, presentó recientemente el programa piloto “La escuela te extraña”, con la intención de reducir la deserción escolar en el nivel medio superior. Según Delgado, esta iniciativa busca reforzar el acompañamiento entre maestros y alumnos, con especial atención a quienes podrían abandonar sus estudios, y fortalecer la participación de la comunidad educativa.

No obstante, la propuesta ya ha generado críticas dentro del magisterio. Docentes de distintos niveles han expresado su preocupación por el incremento en la carga laboral, la falta de insumos y el riesgo que podría implicar tener que buscar alumnos ausentes en sus hogares en zonas con condiciones de inseguridad.
Entre las quejas más recurrentes se encuentran:
Que en muchos planteles no hay departamentos de trabajo social, lo que implicaría que los propios maestros asuman la labor de localizar a alumnos. Que no se les ha proporcionado apoyo logístico, como transporte o recursos para cubrir los desplazamientos necesarios. Que la iniciativa no dimensiona adecuadamente los contextos sociales y de inseguridad en ciertas comunidades, lo que pone en riesgo al personal educativo. Que el programa fue dado a conocer sin una consulta previa adecuada al gremio, generando descontento por su diseño y ejecución anticipada.
Hasta el momento, la SEP no ha emitido una respuesta pública detallada ante estas críticas. Los docentes señalan que, si bien la meta de combatir la deserción es loable, la implementación del programa dependerá de los recursos reales, la seguridad y la viabilidad operativa en cada escuela del país.
El anuncio de “La escuela te extraña” representa una iniciativa con buenas intenciones: mantener a los estudiantes en el sistema educativo y evitar que abandonen sus estudios en un nivel delicado como el bachillerato. Reconocer que el alejamiento de alumnos no es solo un asunto académico, sino también social, exige estrategias más integrales.
Sin embargo, desde el diseño que presentan hasta las críticas que emergen, hay varios puntos que merecen atención y corrección:
Desconexión con la realidad operativa de las escuelas Muchos planteles no cuentan con estructura administrativa suficiente —como departamentos de trabajo social— ni con recursos humanos o materiales para asumir tareas extras. Exigir que los docentes busquen alumnos en sus hogares implica delegar responsabilidades sin reconocer condiciones de desigualdad entre escuelas urbanas y rurales o en zonas marginadas. Riesgo y seguridad En muchas localidades del país, desplazarse puede implicar riesgos para los maestros, desde inseguridad hasta falta de transporte seguro. No contemplar estas realidades demuestra una visión poco realista del entorno social en México. Carga extra sin compensación El magisterio ya enfrenta múltiples demandas: preparación de clases, evaluaciones, asesorías, atención a alumnos con necesidades sociales, etc. Sobreponer una nueva labor sin incentivos, capacitación ni respaldo logístico puede conducir a desgaste y resistencia. Comunicación y participación insuficiente El programa parece haber sido lanzado con poca consulta al gremio docente. Para que una política educativa funcione, se requiere que quienes la operan participen en su diseño, adecuación e implementación, pues conocen las realidades locales. La falta de diálogo propicia rechazo y desconfianza. Foco en la retención, no en las causas Aunque retener a estudiantes es urgente, también es necesario atender las causas profundas de la deserción: pobreza, necesidades económicas de las familias, problemáticas sociales, falta de acompañamiento familiar, salud mental, entre otras. Un programa que solo persigue “traer de vuelta” al alumno sin acompañar medidas sociales complementarias tiene pocas posibilidades de éxito sostenible.
“La escuela te extraña” podría convertirse en una política valiosa si se replantea su operación con realismo, recursos adecuados, incentivos y participación del magisterio. Pero en su versión actual corre el riesgo de convertirse en una carga adicional para los maestros, con promesas que no se sustentan en condiciones concretas. Para que la iniciativa no se quede en buenas intenciones, la SEP debería transparentar su estrategia operativa, establecer mecanismos de apoyo concreto —logístico, presupuestal y de seguridad— y abrir canales genuinos de diálogo con los docentes y las comunidades escolares.


